sábado, 1 de marzo de 2014

IMÁGENES SOBRE ULISES

En esta imagen(Ulises y las sirenas. John William Waterhouse), se ven representadas las sirenas fielmente a la mitología clásica. Las sirenas son genios marinos, mitad mujer, mitad ave. Los mitógrafos saben tradicionalmente que son músicas notables. Según la leyenda más antigua, las sirenas vivían en una isla del Mediterráneo y con su música atraían a los navegantes que pasaban por sus parajes. Los barcos se acercaban entonces peligrosamente a la costa rocosa de la isla y se hundían, y las sirenas devoraban a los imprudentes. 
Al pasar por los misteriosos parajes, Ulises mandó a sus marinos que se tapasen los oídos con cera, y él se hizo amarrar al mástil, con orden de que nadie lo desatase por insistentes que fuesen sus ruegos. Hizo esto porque antes le había avisado Circe.Cuando empezó a oír la voz de las sirenas, Ulises sintió un invencible deseo de ir hacia ellas, pero sus compañeros se lo impidieron. Se dice que las sirenas, despechadas por su fracaso, se precipitaron al mar y parecieron ahogadas.

En la segunda imagen(Ulises y las sirenas. Herbert James Draper)se ve una representación más normal para nosotros(mujer mitad pez), pues es la que nos viene a la mente cuando pensamos en sirenas. Esta forma de representarlas pertenece a la cultura oriental. Las primeras historias son asirias, donde las sirenas aparecen como medio mujeres, medio peces. Según la leyenda referida por Diodoro Sículo,  Derceto ofendió a Venus, siendo castigada por su hybris enamorándose de un pastor y concibiendo a una niña, Semíramis. Tras el nacimiento de la niña, Venus puso fin al enamoramiento. Derceto, llena de ira, abandonó a su hija, hizo matar al hombre a quien había amado y se arrojó al agua dispuesta a suicidarse, lo que los dioses no permitieron y la transformaron en mitad pez.
En esta tercera imagen(Ulises reconocido por su nodriza Euriclea. Gustave Boulanger) se ve a Ulises, envejecido por Atenea para no ser reconocido, en el momento en que Euriclea se da cuenta de quién es. Penelope había ordenado a Euriclea lavarle los pies al “forastero”, tal y como era costumbre en aquella época cuando llegaba un visitante agotado de caminar(como muestra de hospitalidad) Euriclea mientras habla con tristeza del señor ausente, Ulises,sobre la posibilidad de que esté vagando quién sabe dónde. Es entonces cuando se da cuenta de lo mucho que se parece este “forastero” a su señor. Al mismo tiempo Ulises se acuerda de su cicatriz y se retira aparte en la oscuridad, a fin de no ser reconocido, al menos por Penélope. Tan pronto como la anciana toca la cicatriz se emociona muchísimo, pues le reconoce, pero con su famosa facilidad de palabra y amenazas, Ulises consigue que no diga nada .

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